jueves, 3 de junio de 2010
Mi Tiempo
Incomprensible y sombrío, insatisfecho de luz e inocencia, acecha mi alma fluctuante y lo sé. Al exhalar nostálgica, correspondo con calma inesperada a cada pronunciamiento imperceptible de su caos. Ya no soy quien era, ya no irradio lo que busca. Despótico, invasor y dominante, ilustra mis escenas con mitos de hadas perdidas y lágrimas sin dueños. Emite, bestial, visiones de abismos hambrientos de sueños agónicos. Poderoso, magnánimo…y aun así, ignorante. Ignora que el venenoso cielo ya me ha arrinconado, ignora que no hay alma, que no hay luz, no hay más nada. Vigila inútilmente, ignorante. Provee más de lo que jamás pueda llevar; inconexo, incapaz de reconocer mi música. Impregna mis vacíos de mundos oscuros y anárquicos que ansío ver y controlar…que me aterran, supone el ignorante. Majestuosidad inútil y dilapidada. ¡Invoco su caudal de desvaríos infértiles! Que me provoque y me entregue lo que antes no tomé de sus brazos dilatados, de cuando era la ofrenda, la tierra prometida, el contrato, el juramento compulsivo que hice con la luz, aquella vez que emergí de mi tiniebla santa. Aquella vez…que sonrió por costumbre, abriéndose en caminos inmortales… ¿Dónde quedó su poder hipnótico? ¿Su misterio? Conmigo ha perdido de manera indigna. Pero es su naturaleza inmortal la que reserva ese lugar al que pertenezco terriblemente, que no sé si me espera o si me extraña…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario